jueves, 15 de mayo de 2008

Tres y un envoltorio

(Basado en hechos reales de la crónica policial)

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En esta prisión se convive entre hombres y mujeres. La separación por género fue implantada en 1978 por el último director de cárceles que no murió en el Penal.

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Para decir la verdad y aunque no parezca, esta es una historia de amor; rara, es verdad, pero se trata de amor y eso no se puede poner en tela de juicio. Eso es algo que no se puede esconder en ningún lugar.

La gente es morbosa por naturaleza y esa es la verdad primera y eso viene de un carcelero que ha visto a hombres enormes romper en el llanto sumidos en la oscuridad y pedir por sus madres.

Entraron aquí por un envoltorio de alfajor que los vendió. Las ironías de la vida a veces te dejan estupefacto. Un envoltorio de alfajor. Algo dulce compartido en un muy mal momento o la distracción de haber ensuciado la vía pública con la vehemencia de una persona completa y finalmente normal. Sólo eso no los hubiese traído hasta aquí y sin embargo lo hizo. Un detalle detectivesco. Un detalle de Sherlock Holmes. Un detalle que una vez más haría sentir mal a Watson.

La podrían haber intentado matar cincuenta veces y aun así esta historia sería la misma, no es relevante que hayan sido tres y que Élida haya fallado sus intentos de llevar su amor a lo más lejos que su mente y todas las fibras de su cuerpo le permitieran. Marcos le había pedido mil y una veces que se hiciera cargo de la situación, nunca le pidió de manera literal pero ella lo llevó a cabo y no se le puede cuestionar su firmeza para llevar adelante lo que piensa. No se cuánto tiempo tuvo que esperar ella antes de empezar a desesperarse por pasar tiempo a solas con su amante y no tener en el medio a absolutamente nadie.

La cara de Élida hoy es algo tragicómica. Descansa en calma en su celda ahora, sin dejar de pensar un segundo, no sé en lo que piensa pero se nota que piensa, que todos los gestos y estímulos de su rostro indican que piensa. ¿Estará arrepentida, estará feliz? Apuesto a un sentimiento ambiguo, a no saber si está bien o está mal. Por lo general se intenta o se hace el esfuerzo que a veces es en vano, de que todos los que aquí descansan lo hagan sabiendo que deben estar aquí y no en otro lugar. Quizás esté siendo demasiado ético y este mundo ya no tenga lugar para éticas de ningún tipo. Se hace el esfuerzo. Quiero creer que se hace.

18 años llevo trabajando en este lugar y es la primera vez que uno de los que están aquí no logró su cometido asesino-psicológico en su primer intento. Tres veces, es de no creer, todo el mundo los mira, son la noticia nueva Élida y Marcos. Una vez lo intentaron ellos, las otras dos lo hicieron a través de otras personas pero de ellos no se sabe nada. Quizás aun se puedan amar acá adentro, están un poco lejos por las separaciones de género que hay acá, pero en una de esas, quién sabe. Por lo menos lograron sacarse de encima cualquier cosa que sentían tener en el medio, tanto como para matarla.
Parece sacado de una película. Casi.

Todo lo que ellos querían era estar juntos y casi lo logran si no fuera por la mala fortuna y algo de mala puntería. No estoy a favor ni en contra de nadie pero desde acá no puedo evitar tomar en cuenta las dos partes de la historia.
La chica que está afuera, no recuerdo bien su nombre a pesar de estar en todos los diarios, bueno, no me acuerdo, vamos a llamarla Patricia. Patricia es contadora creo o algo así. Ella conocía a Marcos hacía 17 años y estaban casados. Tienen una hija de un año. Parecían tener todo lo que muchos quieren y sin embargo no lo tenían y estaban lejos de quererlo, por lo menos uno de los dos.
Son de esas cosas que a veces pasan con el tiempo, de esas cosas que no muchas veces entendemos de la mente humana pero pasan y es así.

Los ojos de Élida estaban tiesos, abiertos, grandes, mirando a un vacío que terminaba en bloques de cemento que iban a ser sus paredes durante un largo tiempo. A veces escribe en una libretita sin rulos que le dejan tener adentro de la celda. Cuando termina de escribir llama a una de las guardias que vigila cerca de su celda golpeando suavemente los barrotes con el lápiz. (Cuentan las guardias del pabellón femenino durante los ratos en que nos cruzamos) Esto lo hacía para resquebrajar el grafito del lápiz y recibir uno nuevo y diferente cada semana. Supongo que la gente aquí adentro necesita de las sorpresas.
La guardia tomaba el papel que Élida le daba y recorría varios quilómetros de cárcel para entregárselo a Marcos. Algunas veces Marcos respondía y otras veces no, pero respondía cada vez, sólo que otras cuantas, algún guardia decía encontrar información reveladora entre líneas y destruía las cartas que se mandaban.
Esto fue así durante un tiempo y creo que los primeros dos años fueron los peores para Élida y Marcos. Quién sabe si hubiesen permanecido vivos de no ser por los ratos en que se veían y parecían perderse en cada uno.

Sé por comentarios de otros guardias que se van a casar aquí adentro. Pidieron hacerlo en la capilla del Penal y habría fecha pactada para el 26 de agosto, dos días después de resolverse el divorcio de Marcos y Patricia allá afuera.
Las cosas son complicadas aquí adentro y no se puede depender de la esperanza. Eso es algo muy peligroso. Realmente espero que cuando terminen de cumplir su condena por algo que en definitiva no hicieron aunque hayan sido tres veces, se puedan volver a juntar y puedan vivir en paz lo que tienen entre los dos.



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1 comentarios:

As dijo...

Buen cuentito, y buen Blog! Interesante, despues si queres te hago unas sugerencias para mejorar el tema de la lectura.
Un saludo, As