martes, 7 de agosto de 2007

Cerdito

Juan estaba cansado de juntar las moneditas que le iban sobrando de los vueltos. Durante un tiempo las fue guardando en una pequeña caja que su madre le había regalado cuando era chico. Ahora solamente quedaba lugar en bolsas de nylon de supermercados y una vieja chanchita que estaba rota y ya no servía. Rosada, sonriente, destruida. Miraba la tele y miraba la chanchita rosada encima de su mesa, al costado de la televisión. Quería deshacerse de las bolsas de nylon llenas de marcas y de cosas tan poco familiares. Entonces apagó el televisor y bajó -literalmente- del sillón, las puntas de sus pies todavía no llegaban al suelo. Fue hacia una alacena en la cocina a buscar pegamento y otros útiles que le sirvieran para revivir a su chanchita. Pasó varios minutos tratando de pegar los pedazos y hasta se lastimó los dedos un par de veces antes de lograr unirlos todos. Las horas en el reloj habían volado de un lado a otro.
Terminó, quedaba poner las monedas adentro y tendría una nueva alcancía para guardar sus moneditas. Vació una bolsa de nylon dentro de la chanchita, el sonido de decenas de monedas lo emocionó, era su primer contacto capitalista en serio. Cuando terminó ya no había lugar en su chanchita y lo único que quedaba eran algunas bolsas de supermercado.

0 comentarios: