viernes, 14 de noviembre de 2008

El País que no tenía voz

Es feo sentir que estas palabras hacen más ruido que las que salen de mi boca. Hace tiempo que nos hemos dedicado a escribir, a dejar sobre el papel los ideales comunes y las revoluciones interiores. Hace tiempo ya no escuchan, y de a poco la voz va a dejar de funcionar. Se rasga la garganta y ya no sale nada, ya no hay cantautores ni canillitas. Febrero ya no tiene su coro de murga y el guarda no te echa para el fondo. Las viejas en la calle no conversan y la radio del portero dejó de funcionar. La gente ya no saluda y en los bares no se oye ni un solo grito de gol.
Estamos en silencio, nos dejaron de escuchar.
Todavía me acuerdo lo que sentía cuando hace 5 años voté por un cambio en el que todavía creo. Lo que me cuesta creer es que ellos no se acuerden. Después de tantos años de pelear, de salir a la calle a hacernos oír, para gritar la revolución que todos teníamos adentro y que compartíamos como nunca. Se respiraba un aire diferente, un aire de que podíamos hacer cosas, de que podíamos cambiar el rumbo de las cosas y de que había sueños que se podían hacer realidad.
Sin embargo les hemos dado el lugar a viejos que han perdido su revolución. Se olvidaron de todo. Los que predican por la memoria se olvidan de todo, que ironía.


Recuperemos la voz.
Peleemos por la Ley de Salud Sexual y Reproductiva.

++

1 comentarios:

Nacho dijo...

Pepe, muy bueno.

Ya estas para la columna en la república...

sencillamente coherente.

Abrazo, el amigo de lejos...Nacho