Alma Singer II | Message (of love) in a bottle
Jueves 18 de febrero de 2010. Buenos Aires, Argentina.
El blog de Pepe da para desenchufar la laptop, llevarla a la cama, ponerte un almohadón en la panza que le de altura y acomodar la apertura de la pantalla para que estés bien cómoda (o) leyendo. Una taza de café al lado no vendría nada mal y, en invierno, un gato a tus pies ni hablar (Carcajadas, olvidate de asociar la escena con la cat lady de los Simpsons). Es el blog de un escritor o, según su autor, de un botija que cuenta.
Pepe me dijo que lo presente como lo haría Alma. El problema es que cuando me tocan el alter ego siento una presión inexplicable (Alma lo hace mejor que yo, se los aseguro). Entonces pienso más en la persona que en el porqué de su presentación. Pepe el redactor publicitario uruguayo laburando en Ecuador, el de la cerveza en la mano en una ridícula fiesta de disfraces en Salinas, el anfitrión perfecto por menos de dos horas en Quito, el que escribe mails como si fueran epístolas del siglo XIX, el que se toma el tiempo para darle valor a las cosas, el que cruza medio continente para traer algo más que piezas publicitarias de competencia, el que en menos de cuatro días en Buenos Aires descubre Sopa de Príncipe y rescata un muñeco de tela adorable…
Pepe es pura creatividad y expresión con altas dosis de romanticismo (en el sentido concedido por el movimiento cultural de fines de siglo XVIII, nada de telenovelas mexicanas…). Le da prioridad a los sentimientos y al encuentro, y hasta podría sugerir que vive de ese halo especial que desprenden las palabras. Por eso no me sorprende que se haya emprendido en un proyecto sumamente romántico: tirar botellas al mar con cartas para un náufrago (de ahí viene la selección del tema, disculpen la obviedad).
Así como lo leen. Este espadachín de la justicia se sube al bote de un amigo, se va lo más mar adentro que puede con esa embarcación y lanza una botella al mar con destino incierto (esperemos que no lo sea tanto y llegue donde deba llegar). De un náufrago a otro, así sin más, con un solo mensaje:
"Creo que nunca quisiera irme de aquí y ahora escribo esto para que no te sientas solo y puedas entender que tu lugar y tu hogar será donde tengas amor. Y el amor en estos casos es construir y sobrevivir. Aquí puedes hacer lo que quieras y nunca habrá nadie para decirte que no lo puedes hacer. Solamente queda tiempo para ser feliz y espero lo puedas lograr más o menos tan bien como lo he hecho yo."
Suspiro… así da gusto perderse en alta mar. ¿Qué más dirá la carta? se preguntarán. Y yo retruco, ¿para que develarlo si podemos darle lugar a la esperanza de que alguna vez nos llegue una botella mientras jugamos en el mar?
Pepe Montoro
http://elbotijaquecuenta.blogspot.com/
parapepe@gmail.com
Las fotos de la máquina de escribir que acompañan este post las saqué hace dos días en el taller de Ale Raimundo, artista cuyo trabajo y taller voy a presentar la semana que viene en Alma Singer. Quédense cerquita que vale la pena.
Publicado por Verónica Mariani en http://www.almasingersings.blogspot.com/
Especial Ferias de Navidad 2024 de Alma Singer
Hace 2 días
1 comentarios:
jajaj me gustó el ego 1. bien merecido lo tenés al mimo ;)
besos pepe!
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