Eran casi las 8 de la noche y empezaba a caer esa garúa finita que parece que no, pero moja. Alrededor se veían, se sentían, gargantas estrujadas, pulmones que casi no respiraban, ojos bien abiertos y dientes apretados. La sensación de lo perdido por perdido una vez más y la inhabilidad de hacer de eso algo cierto.
Eran casi las 8 de la noche y ese casi era devastador. Alguno había que ya tenía las manos sobre la cara, impedido de poder ver lo irreversible, mientras lo que quedaban eran monedas, un cambio inservible y millones de insatisfechos. Algo había que hacer, y de una suerte de ateo salió la fe. Miré a las nubes y le hablé, apretando las manos y entrecruzando los dedos.
Hubo que esperar para ver, pero me escuchó.
2-2.
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Hace 3 horas
1 comentarios:
pepein estimado... excelente historia... o momento dberia decir.
cucha... el momento de que nos juntemos en un wallpaper va a llegar. este es una etapa desordenada en mi vida... tengo q recopilar todos mis dibujos de la pc de casa y mudarlos a su nuevo hogar... a partir de ahi... todo empieza a caminar derecho.
Besaso.
checha.
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