martes, 27 de mayo de 2008

No soy narcisista. (27/5)

Ayer, a las 23:30 hs. aproximadamente, mi madre rompía bolsa mientras hacía una crema en una humilde cocina de un apartamento sobre Brito del Pino esq., Silvestre Blanco, lugar donde nací. Tuvo un breve trabajo de parto, no fue mucho, apenas un par de horas. Nací a la 1:59. Ni muy temprano, ni muy tarde, y pesando 3.110 Kg, y el perímetro (si es que se dice así) era de 33,5 cm. (si es que ese número puede ser así). No se cuál fue mi primer gesto hacia el mundo aunque sin duda fuese un llanto elocuente y algún que otro gas que pudiera largar para eliminar las impurezas de los primeros días, pero nada fuera de lo normal. No se si empiezo a vivir mis 24 o estoy viviendo mi vigésimo quinto año. No tengo mucha idea si empieza la bajada o si todavía puedo seguir subiendo, pero que venga. Todavía soy un pibe y ya hay gente que me daba por lo menos 30. Es un placer no darles la razón, aunque me siento viejo solo de decir eso. Es para personas más viejas decir eso, creo. Todos dicen que me odian por tener 24, cosa que me deja la duda si llegué más temprano al mundo o si mis padre en un intento por concebir un niño prodigio me inscribieron prematuramente en el colegio. No se si su plan les salió redondo.
No soy narcisista pero fui el primero en acordarme de mi cumpleaños.

jueves, 15 de mayo de 2008

Tres y un envoltorio

(Basado en hechos reales de la crónica policial)

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En esta prisión se convive entre hombres y mujeres. La separación por género fue implantada en 1978 por el último director de cárceles que no murió en el Penal.

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Para decir la verdad y aunque no parezca, esta es una historia de amor; rara, es verdad, pero se trata de amor y eso no se puede poner en tela de juicio. Eso es algo que no se puede esconder en ningún lugar.

La gente es morbosa por naturaleza y esa es la verdad primera y eso viene de un carcelero que ha visto a hombres enormes romper en el llanto sumidos en la oscuridad y pedir por sus madres.

Entraron aquí por un envoltorio de alfajor que los vendió. Las ironías de la vida a veces te dejan estupefacto. Un envoltorio de alfajor. Algo dulce compartido en un muy mal momento o la distracción de haber ensuciado la vía pública con la vehemencia de una persona completa y finalmente normal. Sólo eso no los hubiese traído hasta aquí y sin embargo lo hizo. Un detalle detectivesco. Un detalle de Sherlock Holmes. Un detalle que una vez más haría sentir mal a Watson.

La podrían haber intentado matar cincuenta veces y aun así esta historia sería la misma, no es relevante que hayan sido tres y que Élida haya fallado sus intentos de llevar su amor a lo más lejos que su mente y todas las fibras de su cuerpo le permitieran. Marcos le había pedido mil y una veces que se hiciera cargo de la situación, nunca le pidió de manera literal pero ella lo llevó a cabo y no se le puede cuestionar su firmeza para llevar adelante lo que piensa. No se cuánto tiempo tuvo que esperar ella antes de empezar a desesperarse por pasar tiempo a solas con su amante y no tener en el medio a absolutamente nadie.

La cara de Élida hoy es algo tragicómica. Descansa en calma en su celda ahora, sin dejar de pensar un segundo, no sé en lo que piensa pero se nota que piensa, que todos los gestos y estímulos de su rostro indican que piensa. ¿Estará arrepentida, estará feliz? Apuesto a un sentimiento ambiguo, a no saber si está bien o está mal. Por lo general se intenta o se hace el esfuerzo que a veces es en vano, de que todos los que aquí descansan lo hagan sabiendo que deben estar aquí y no en otro lugar. Quizás esté siendo demasiado ético y este mundo ya no tenga lugar para éticas de ningún tipo. Se hace el esfuerzo. Quiero creer que se hace.

18 años llevo trabajando en este lugar y es la primera vez que uno de los que están aquí no logró su cometido asesino-psicológico en su primer intento. Tres veces, es de no creer, todo el mundo los mira, son la noticia nueva Élida y Marcos. Una vez lo intentaron ellos, las otras dos lo hicieron a través de otras personas pero de ellos no se sabe nada. Quizás aun se puedan amar acá adentro, están un poco lejos por las separaciones de género que hay acá, pero en una de esas, quién sabe. Por lo menos lograron sacarse de encima cualquier cosa que sentían tener en el medio, tanto como para matarla.
Parece sacado de una película. Casi.

Todo lo que ellos querían era estar juntos y casi lo logran si no fuera por la mala fortuna y algo de mala puntería. No estoy a favor ni en contra de nadie pero desde acá no puedo evitar tomar en cuenta las dos partes de la historia.
La chica que está afuera, no recuerdo bien su nombre a pesar de estar en todos los diarios, bueno, no me acuerdo, vamos a llamarla Patricia. Patricia es contadora creo o algo así. Ella conocía a Marcos hacía 17 años y estaban casados. Tienen una hija de un año. Parecían tener todo lo que muchos quieren y sin embargo no lo tenían y estaban lejos de quererlo, por lo menos uno de los dos.
Son de esas cosas que a veces pasan con el tiempo, de esas cosas que no muchas veces entendemos de la mente humana pero pasan y es así.

Los ojos de Élida estaban tiesos, abiertos, grandes, mirando a un vacío que terminaba en bloques de cemento que iban a ser sus paredes durante un largo tiempo. A veces escribe en una libretita sin rulos que le dejan tener adentro de la celda. Cuando termina de escribir llama a una de las guardias que vigila cerca de su celda golpeando suavemente los barrotes con el lápiz. (Cuentan las guardias del pabellón femenino durante los ratos en que nos cruzamos) Esto lo hacía para resquebrajar el grafito del lápiz y recibir uno nuevo y diferente cada semana. Supongo que la gente aquí adentro necesita de las sorpresas.
La guardia tomaba el papel que Élida le daba y recorría varios quilómetros de cárcel para entregárselo a Marcos. Algunas veces Marcos respondía y otras veces no, pero respondía cada vez, sólo que otras cuantas, algún guardia decía encontrar información reveladora entre líneas y destruía las cartas que se mandaban.
Esto fue así durante un tiempo y creo que los primeros dos años fueron los peores para Élida y Marcos. Quién sabe si hubiesen permanecido vivos de no ser por los ratos en que se veían y parecían perderse en cada uno.

Sé por comentarios de otros guardias que se van a casar aquí adentro. Pidieron hacerlo en la capilla del Penal y habría fecha pactada para el 26 de agosto, dos días después de resolverse el divorcio de Marcos y Patricia allá afuera.
Las cosas son complicadas aquí adentro y no se puede depender de la esperanza. Eso es algo muy peligroso. Realmente espero que cuando terminen de cumplir su condena por algo que en definitiva no hicieron aunque hayan sido tres veces, se puedan volver a juntar y puedan vivir en paz lo que tienen entre los dos.



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martes, 6 de mayo de 2008

Peluzzo's

20 de abril de 1948.

Me levanté de mal rollo y no fue el último whisky de ayer, rara vez me cae mal. Es verdad que el hielo ya casi no estaba en el vaso y el alcohol se había aguado pasando a ser algo que no bajaba del todo bien. Mi mujer estaba limpiando en la cocina y cuando me aparecí por allí no dio muestras de animosidad ni de ningún tipo de entrecruzamiento de su carácter –Por lo general lo suficientemente retorcido como para poner más que una pizca, un manojo de algo que se te mete entre los dientes y pasás mucho rato tocándolo con la punta de la lengua sin poder sacarlo-.

Caminé lento hacia la pileta de la cocina a buscar un vaso para tomar agua ¡y me miró y hasta sonrió! (Perdón por el signo de exclamación, no es mi estilo pero su sonrisa se lo mereció) –Me río casi sin pensar, me río para adentro y hasta hago una mueca poniendo los dientes por encima del labio inferior, el mismo gesto que hago cuando a veces miro fútbol-. Algo estaba tramando sin duda alguna y me está tomando por iluso. Voy a inspeccionar por más detalles hasta llegar al fondo del asunto.

Quizás podríamos armar un cuarto al fondo de la peluquería y conversarlo con los muchachos durante una sesión de cartas, o mientras miramos a Carlos y Enrique jugar al ajedrez. Deberíamos quitar los cajones de licor para hacer lugar y hablar con Mario para conseguir una mesa.


21 de abril de 1948.

Sin detalles. Gloria no estuvo en la casa durante todo el día.


22 de abril de 1948.

Esta situación excede mi entendimiento. Por otro lado no tengo ninguna discusión con Gloria y estos últimos dos días han sido los más felices de mi vida con esta mujer. Este matrimonio pudo haberse salvado desde lo platónico y lo absurdamente irónico. La posibilidad de un affaire curativo podría ser el comienzo de una gran teoría a desarrollar por los periodistas; eso, o de una gran comezón.

Las llaves no estaban donde siempre y el café preparado por Gloria estaba frío. Revisé la cafetera en busca de algún desperfecto pero funcionaba lo más bien. Las gotitas de café caían a destiempo pero siempre lo hicieron así, desde el año pasado cuando la mancha de humedad invadió el techo y Máximo después nos ayudó a arreglarlo con unas cuantas manos de pintura.

Esto tiene otra vuelta de tuerca y lo voy a descubrir. Ahora que miro los enchufes también funcionan bien, les llega electricidad.

Máximo llamó para avisar que consiguió la mesa de Mario. La esposa de Mario no la cedió con la mejor de las voluntades si es que no lo hizo contra su voluntad, pero la mesa sin duda nos viene bien para profesionalizar aun más las reuniones en el fondo de la peluquería. Queda limpiar y correr los cajones. Lo hago mañana a primera hora. Máximo siempre consigue todo, es siempre el responsable de que las cosas salgan o no, pero el siempre se hace cargo de todo. Va a ser una buena partida de ajedrez, una para la historia.


23 de abril de 1950.

La habitación quedó perfecta. Rompimos una de las botellas de licor y lo lamentamos y mucho. 200 $ de un perfecto licor tirados a la basura. Traído especialmente, es una lástima. De cualquier forma las cajas quedaron debajo de la mesa. Es una posición estratégica para las noches en las que no se pueda ir a buscar algo para acompañar la noche. Estará ahí, bien cerquita.

Sin reparar en el licor derramado, Carlos y Enrique jugaron por horas hasta que decidieron dejarlo en tablas porque ninguno quería mover nada por miedo a perder, acordaron terminarlo en algún otro momento y espero que lo hagan pronto.

(…)


3 de junio de 1950.

Han sido mis mejores años. He conversado poco con Gloria y mi vida ha cambiado. Los muchachos de la peluquería me dicen que esto realmente podría funcionar y están de acuerdo conmigo en el asunto de la teoría que sale a colación por lo menos una vez al mes en las sobremesas de ajedrez en el cuarto del fondo. Nuestro matrimonio atroz puede funcionar. No hay discusiones porque no hablamos, no hay encuentros incómodos porque casi no nos vemos y creo que hay posibilidades de que una relación con Gloria se mantenga dentro de estos parámetros amnistíacos y diplomáticos y de que en algún momento logremos hablar con mayor asiduidad.


8 de julio de 1950.

Hoy vino un hombre, un cliente. Egocéntrico, infeliz, contento, quita mujeres, buscapleitos, en fin, el amante de Gloria. Dijo no conocerme repetidas veces y habla de una mujer tan quisquillosa, pomposa y enamorada como Gloria en nuestros buenos años, nuestros primeros años! Habla de sus vestidos, habla con la tranquilidad de alguien que no tiene idea con quién habla y no hay otra mujer capaz de llevar esos engorrosos vestidos con la tranquilidad y desvergüenza que solo ella sabe tener y el dice que ella tiene.

¡Hijo de puta! Debería llevarlo a duelo en cuanto confirme la veracidad de esta teoría que los muchachos ya verifican y asienten con algo de vergüenza y hasta les cuesta bastante mover la cabeza hacia arriba y abajo.

¡Ninguna de mis tijeras se acercarán a ese pelo ni el talco caerá sobre su nuca! ¡No habrá corte de cabello para ese hombre!

Las tijeras son un regalo de casamiento de mi padre. Por esa época ya era peluquero. Peluzzo’s todavía no existía pero la madre de Gloria ya no estaba de acuerdo con mi vocación, decía que no era rentable y cómo su hija se podía casar conmigo. Qué le puedo decir que no termine por darle la razón.

Hoy se lo tomó muy extrañamente y creo no fue difícil echarlo de la peluquería argumentando que no éramos machistas sino los primeros feministas en el barrio y su persona no era bienvenida. Arremetió que volvería por su honor y espero que lo intente. No creo que se haya creído la pantomima y no sé cuánto demorará en volver pero lo estaré esperando. Creo que la alevosía nos vendió y dudo que no sepa de quién se trata. Creo que ya sabe quién soy si es que no lo supo desde un principio.


9 de julio de 1950.

La mañana estuvo tranquila. Carlos y Enrique jugaron al ajedrez en medio de unas cuantas discusiones acerca de las posibilidades de movimiento de las piezas, además de pelear por posturas políticas y películas que han visto. Terminaron aquel partido que habían dejado en tablas, lo ganó Enrique en un tonto movimiento de Carlos en el que dejó desguarnecido al Rey y Enrique lo aprovechó. En realidad Máximo miró el partido aunque con cierto desinterés. Se concentró más en una poca creíble imitación de Groucho en una escena con un espejo que no estaba.

Máximo Escucha jazz del bueno, el de 1915. A veces se pierde en el ruidillo del tocadiscos y muchas otras nos perdemos todos en ese mismo ruidillo. Muchas veces cuando viene gente de afuera también se pierde en ese ruidillo.

A las 2 de la tarde apareció este hombre otra vez. Ha vuelto y eso demuestra hombría. Aun respetándolo no habrá corte de cabello. Logramos ahuyentarlo con argumentos poco precisos y algo divagados. Nuestra actitud y mi notable enojo le hicieron retroceder mientras gritaba en medio de la calle que volvería cada día hasta que su cabello estuviera corto.

No tengo más comentarios.


10 de julio de 1950.

El hombre no vino pero Gloria fue el animal claustrofóbico que supo ser durante nuestros peores años y más aun desde el incidente del ‘45 con el elefante en el zoológico de la ciudad. El café frío regresó, los maltratos, las discusiones desargumentadas, etc. todo el condimento de un matrimonio putrefacto.

El infeliz debe haber abierto la bocota y eso volvió loca a Gloria. ¡Hijos de puta! ¡Lleven su amorío de mierda a otro lado! Primero tendré mi venganza. Quisiera reírme. No quiero ni pensar en su golosa confidencialidad ni en los toqueteos y besuqueos como los de los jóvenes italianos que no dudan en aullar en medio de la calle.

Maldita sea este matrimonio y a las tijeras que no se van a acercar a este infeliz. ¿Quieren jugar? ¿Quieren hacerme la vida imposible hasta el punto que decida matarme? No me van a ablandar así nomás. Voy a pelear esto hasta las últimas consecuencias como había hecho Rocco en el ’42 contra aquel Gringo en el Palermo. Casi una hora de pelea, 15 rounds. La noche de la campana quebrada. No voy a desmoronarme. Juguemos si es que quieren jugar.


11 de julio de 1950.

Empiezo este día con enorme satisfacción. Hoy tampoco pudo cortarse el cabello y eso nos dejó contentos a los muchachos de Peluzzo’s. Tanto que hasta vimos el partido en horario de trabajo mientras enderezaba un par de bigotes y recortaba otro par de barbas. Todos estábamos de acuerdo en que la barba de “El Barba” Jorge es inigualable y que es un error que se la saque cada semana, cada domingo. El ritmo de crecimiento de su pelo debería ser estudiado aunque eso pudiera provocar un avance de la ciencia o de algo que me deje sin negocio. Mejor no, dejémoslo así, dejemos que Jorge siga recortándose la barba.

Gloria está cada vez peor y ahora me esconde las llaves y paso 15 minutos buscándolas antes de salir a trabajar. Los muchachos me esperan recostados en la reja hasta que llego y explico lo que sucede hasta que ya no tengo que explicar y todos asienten sabiendo de qué se trata. Gloria pasa por la puerta de la peluquería gritándome sin vergüenza: ¡Adío Peluzzo!

Esto no hace más que impedir el diálogo. No puedo creer que me ponga diplomático, debería ser ella la que ponga atención a la problemática. Yo solo defiendo lo que creo correcto. Empiezo a pensar que un corte de cabello pueda ser la salida. No quisiera tirar la bomba. Esta es la mejor salida; un tijeretazo y listo.


15 de julio de 1950.

Gloria me hace la vida imposible y esto tiene que parar. El amante vino dos veces y pudimos contenerlo pero no por mucho más y ya empiezo a mirar la situación desde más lejos mientras observo las tijeras con algo de detenimiento intentando resolver de alguna manera esta insalubre situación. Creo que voy a desistir antes de volverme completamente loco con este matrimonio.
Máximo ya habla con su mujer de mi situación y creo prefiere ni escuchar de estas peripecias y sobresaltos de un Peluzzo con problemas maritales. No la culpo, ni yo lo quiero hacer, pero es la historia de mi vida. Espero que no lo hablen justo antes de acostarse, no soy lo suficientemente importante como para formar parte de eso.

Mi padre, el viejo Peluzzo pero no el primero, también tuvo sus problemas. Se llamaba Elisa pero no vale la pena meterse en ese tema. Es un asunto que viene desde lejos, casi desde el primer Peluzzo quien habría engañado a la por aquel entonces reina del pequeño condado de Modena con una de las limpiadoras del castillo.

El barrio comienza a enterarse y tomar parte de todo esto y no conviene que esto suceda o seré en breve el hazme reír de toda la ciudad.

Estoy preparado para hacer lo que sea para detener esto. Ya no se puede seguir y esto merece un final de algún tipo aunque a mí no me convenza para nada. Esta será la última de mis entradas antes del final. Tengo que hacerlo o tendré que matarme y eso no es una posibilidad viable. Volveré a escribir cuando haya terminado con este lio. No puedo seguir derrochando tinta en esta mujer y empiezo a pensar en las duras y casi últimas palabras del viejo Peluzzo sobre las mujeres: “Le donne sono sempre una complicazione”. No es que hay dicho algo nuevo ni revelador pero sin duda alguna tenía razón. El viejo siempre tenía razón.

Adiós y hasta que este asunto esté acabado. Y suerte para mí mismo.

Filippo Peluzzo.


20 de julio de 1968.

Escribo esto con un sentimiento ambiguo. Casi veinte años después. Encontré una fotografía mía con los muchachos en la puerta de Peluzzo’s. Era 1949, empezaba todo aquel lío del amorío de mi mujer, que en paz descanse. Por las que me hizo pasar aquella mujer, dios mío. En fin. Me causa un pequeño ardor sólo de pensar en aquella época.

Fue en el momento justo y por eso me siento feliz. Sin embargo la vida me las fue cobrando, pero está bien, estoy de acuerdo. Recuerdo que la mujer de Máximo ya no lo dejaba venir a la peluquería ya con el asunto resuelto y eso me había puesto bastante nervioso y un poco testarudo. Máximo fue al funeral de Gloria y a veces sale de la ciudad para acompañarme seguido en mi enfermedad que viene y va.

El galpón de la peluquería se había convertido en mi dormitorio y pasaba una gran cantidad de noches allí cuando no lo hacía caminando por el barrio. El piso ya no fue el mismo con todo ese pelo esparcido por el lugar. Le corté el pelo y fue lo mejor que pude hacer. Hacer feliz a una mujer aunque ya no fuera mía. Era lo último que me quedaba y así fueron mis propias últimas órdenes antes de irme de la ciudad.

¡Che divide un raggio a me! me hizo acordar… me olvidé las tijeras en el galpón.


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viernes, 2 de mayo de 2008

Optimistas. (Manifiesto)

She's a rainbow y todos los colores se mezclan en algo que despierta la sensación de infancia que está buena y que mantiene los ojos abiertos y la cabeza en alto. Bueno, después de dormir bien y descansar como algún dios manda, me dedico a la persecución del placer. Una vocación un poco egoísta, es verdad, pero en el último lecho sé que no me voy a arrepentir de haber vivido como sea que me pinte. La gente siempre quiere hacer algo diferente y termina haciendo lo mismo que todo el mundo y es un poco lo que está pasando y eso no puede durar un segundo más. A partir de hoy o de cuando sea que pinte la búsqueda del placer me conducirá a la felicidad, o por lo menos me llevará bastante cerca, lo suficiente como para no admirar el cantar de un pajarito.

Fuck the bird!.

No levantaré banderas ni gritaré proclamas, no perderé el tiempo en firmar ideologías, las tendré conmigo y te las contaré y podrás estar de acuerdo o no y eso estará bien, pensaré siempre en que siempre se puede estar mejor y no peor, inventaré historias y las contaré y si hay alguien del otro lado que las quiera escuchar volveré a empezar para que no se pierda ningún detalle. Esperaré a que el mar esté manso mientras miro la playa en el bautismo del verano, no me importaran los turistas en las vacaciones, seré uno y disfrutaré de cada balneario como si nunca hubiese ido. No me importará la amargura del guarda en las mañanas pero elogiaré la amargura del mate cuando me lo conviden. Buscaré los mejores bizcochos de la ciudad y me tomaré el tiempo de decir que esa es la mejor panadería. Me gustará lo que hago y perderé todo el tiempo que quiera en hobbys que es probable que no me lleven a ningún lado, no me importa, escribiré sobre cosas tristes y sobre cosas hermosas sin darle lugar a la muerte a que de su opinión, escribiré sobre la felicidad que es la que se merecen y la que me merezco. Encontraré mi exorcismo en otros lugares aunque me lleve la vida encontrarlos, tampoco me importa tanto, borraré cada mancha y daré tributo al título que lleva este blog y lo convertiré en filosofía, erase the ink and write again. Erase it all over if you need it, or make of it a signtaure if you'd wish to. La mañana será el mejor momento del día igual que la tarde y la noche y la media tarde cuando haga el segundo mate y coma algo rico. Te escucharé porque tus pensamientos y tus palabras son poderosos. No habrá momentos de amargura que me agarren imprevisto, esos momentos me los tomaré cuando lo desee y los crearé yo mismo para que los detalles de esa tristeza que surga no me desborden. I'll experience on everthing I like, oh yes I will. I'll have no direction home, be like a Rolling Stone and feel great about it.
Así que si me querés acompañar, you know you can be my partner in crime.